Como te lo comentamos la semana pasada, el exceso de ejercicio se ve reflejado en nuestro cuerpo y este nos pide que nos detengamos. Pero, ¿qué pasa cuando no le hacemos caso o no detectamos esas señales que nos arroja?

Las consecuencias de un exceso de ejercicio pueden pasar factura, en algunos casos, de forma permanente. Por eso es necesario conocer a qué estamos expuestos cuando el ejercicio deja de ser un medio para tener buena salud y, al contrario, nos afecta. Pon mucha atención:

  • Desgarros musculares. Son una ruptura parcial o total de las fibras de diversos músculos, siendo los más comunes en los miembros inferiores. Al sufrirlo, la persona siente una especie de “latigazo”. La recuperación de esta lesión puede ir desde las tres a las ocho semana y en su mayoría se debe a un mal calentamiento y mala nutrición.

  • Contracturas musculares esqueléticas. Se manifiestan con dolor e incapacidad de movimiento durante varios días. Las razones principales de su aparición son el mal calentamiento y el abuso de la intensidad del ejercicio.

  • Tendinitis. Es la inflamación de los tendones (fibras que unen los músculos a los huesos) a diferentes niveles del cuerpo. Se da por sobrecargar demasiado las articulaciones. Su período de incapacidad puede ser de hasta 20 días.

  • Alteraciones hormonales. El exceso de ejercicio también puede repercutir en tu vida sexual. Se ha comprobado que sobrepasar los límites del cuerpo, disminuye la testosterona en los hombres y altera el ciclo menstrual en las mujeres y, como consecuencia, insomnio.


Ahora ya sabes que, lejos de mantenerte en forma, hacer demasiado ejercicio puede llevarte a sufrir consecuencias dolorosas y que afecten tu rutina familiar y laboral.